jueves, 29 de mayo de 2008

Felicidades, Draki ^^


Feliz cumpleaños, cariño. Hoy cumples dos añitos. Eres mi peke. No sé que haría sin ti. Siempre estás ahí velando por mí. Gracias a ti la casa es más segura. Y las noches también. Siempre estás ahí dispuesto a comerte las malas cosas, a gruñir a los sonidos, o a escupirle fuego a las alucinaciones. Me das tu cariño cada día. Y cada noche mi acunas para que me duerma.

Te vas a tu puesto de vigia en el suelo sin rechistar cuando uno de los dos que te compone viene a dormir y cubre tu sitio. Porque sabes que tu vida se compone de ellos dos, los dos que más me importan. Y te encanta verlos, y verlos juntos. Cuidas de todos los niños para que se porten bien.

Y no te importa si tienes la cola ferida, o te has dislocado un brazo. Estás ahí siempre, listo para cuidarme y mimarme.

Te kiero, Draki, peke mío.

Felicidades, cariño ^^


martes, 27 de mayo de 2008

Y la princesita, llegó ^^


Y la princesita volvió de su periplo fuera de su reino. Después de mucho vagar, de mucho perderse por otros reinos, por los reinos de Locura, de Insomnia, de Miedo y de Alucinación. Poco a poco reencontró el camino de vuelta. Gracias a que nunca estuvo sola. Gracias a que nunca le dejaron quedarse sola. Por el largo camino, perdió, encontró y reencontró gente. Siempre hubo alguien a su lado para tranquilizarla en los peores momentos.

Y ahora, ya, estaba entrando en su reino. Ya le faltaba poco para llegar al palacio de Latranquilidad. Pero ya estaba en su reino. Había vuelto a pasar por la villa del Buendormir, por la villa del Sueño, por la villa Deltirón, por el pueblo de los Buenossueños, incluso por la ciudad del Sueñohúmedo. Sentía como se sentía mejor, como notaba hasta su cuerpo diferente. El aire le llenaba de energía. Y le gustaba esta sensación.


Y poco a poco, la princesita, mientras encaminaba al palacio de Latranquilidad, pensaba... Y pensaba que bueno, que estaba bien hacer alguna excursión de fin de semana a algún reino distinto, pero que quería quedarse en su reino siempre. No quería volver a irse. No quería volver a sentirse igual. Quería llegar a Latranquilidad, y, aunque metida en su ajetreo diario, no quería abandonarlo nunca más.



Y así fué como, poco a poco, la princesita, volvió al reino de los sueños, a su palacio.



Porque ya la echaban de menos.

domingo, 25 de mayo de 2008

Lluvia


Llueve. Y cuando llueve, parece que todo el mundo espera. Todo el mundo se queda en casa, o en el trabajo, o en el bar, o en la tienda, esperando a que amaine. Por mi ventana se ve llover, se oyen las gotas chocar sobre el alféizar, y huele a hierba mojada. El día es gris. Pero a mi me gusta tanto o más que cualquier día.

Porque los días de lluvia, al contrario que a la gente, a mi me gusta pasear y mojarme. Es el mejor día para pasear tranquila, sin multitudes. El tiempo de mi tierra también lo permite. Sus lluvias te permiten pasear. Cuando llueve con mucha intensidad, tanta, que no te permite salir, rara vez dura mucho, son intensas y cortas. El resto son lluvias agradables, lluvias que te mojan, pero que no te empapan. Y si llueve torrencialmente, es el momento de hacer rosquillas. Y me encanta ver a las gaviotas volar casi a ras de suelo.

La gente se queda en stand by cuando llueve. Sin embargo, me parece un día tan bueno como cualquier otro para no parar, para no quedarte quieto. Para seguir avanzando. Incluso cuando nadie avanza.

Y hoy... Hoy es domingo. Hoy es día de stand by. Y llueve. Y para mi los domingos son los días de más faena acumulada. Es el día que quiero hacer todo lo que no tengo tiempo durante la semana. Y a la vez, todo el ocio que tampoco puedo hacer durante la semana. Son días tranquilos, al final, en que la hiperactividad sólo es un estado cuando me pongo a hacer cosas, no un estado permanente que me lleva a hacer infinidad de cosas. Es un día marmotil.

Y este domingo... Este domingo estoy pensando en el fin de semana próximo. Me quedé sola, y el siguiente quiero preparar mi cumpleaños. Y sin querer, estoy pensando ya en como voy a hacer la tarta, que diseño le voy a dar, como puedo hacerlo para que mi niña edulcorada pueda comer a gusto y tranquila, que me falta, como me tengo que organizar el tiempo, como voy a organizarme la semana... Y muy ilusionada, porque lo que pensaba que iba a ser un cumpleaños más, igual de absurdo que los anteriores, vuelve una amiga de vuelta a aquí, viene otro amigo desde lejos, vuelve el niño también justo para mi cumpleaños... Y eso... Aunque parezca una chorrada, una gilipollez o a la gente le pueda parecer un absurdo, es lo que más ilusión me hace. Es el mejor regalo de cumple que podía tener. Y más siendo este año...

Y llueve... Y hoy es el mejor día para reflexionar y tener ideas... Y el mejor día para no parar.

martes, 13 de mayo de 2008

Abuela

Llevaba mucho tiempo tras de ti. Se llevó a tu madre, a tu hermana mayor, y ahora, a ti. Hacia tiempo que planeaba encima de ti como una sombra.

Al principio, hace veinte años ya, simplemente era una sombra en forma de lagunas, de las que todos tenemos. Poco a poco perdiste la conciencia de las cosas que hacias. No recordabas la lista de la compra, no recordabas si la habias hecho, no recordabas que habías comido, ni si te habias bebido una cerveza. Pero eran cosas que se podían parchear con un poco de paciencia y mano izquierda. Y las cajas de quintos se convirtieron en cajas de quintos sin alcohol. Nunca dejaste de hacer funcionar la mente, haciendo crucigramas, leyendo, cuidando de tu nieto, aunque a veces fuera con la cara sin limpiar, aunque a veces se fuera con una mancha en la chaqueta porque te habías olvidado de cambiarla. Con el tiempo, la rutina era lo que hacía que no te perdieras, las palabras te costaba más encontrarlas, te las inventabas y lo que tenías muy muy presente era tu infancia. Te despertabas por las mañanas y llorabas. Llorabas por la angustia que te daba el saber que acabarías como tu madre. En una cama, como un niño recién nacido. Sin saber hacer nada. Eran tus momentos de lucidez. Hace diez años ya que no me reconocías. Que me veías, me sonreías, me mirabas y me decías "¿Y tu quién eres?". Diez años en los que olvidaste hablar, olvidaste como utilizar un tenedor, olvidaste como ducharte, olvidaste hasta caminar...

Ahora eras ya un pellejito encogido en la cama del hospital, en posición fetal, con las manos cerradas porque te dolía infinidad abrirlas. Pero ya no te quejabas. Te olvidaste también de esto. Y te olvidaste hasta de como emitir algún sonido. Cuando algo te dolía, fruncias el ceño, abrías la boca para quejarte, pero eran gritos silenciosos.

Y ahora ya, se te llevó, junto con tu madre y tu hermana. Aunque el Alzehimer se te llevó de nuestro lado hace mucho, ahora al fin te ha dejado descansar. Porque te olvidaste hasta de respirar.

Descansa, yaya, descansa tranquila por fin.

viernes, 9 de mayo de 2008

Chocolate con churros


Diez meses. Diez meses quitandome todo lo asqueroso de mi vida. Diez meses sacándome de encima lacras que me pesaban, que me arrastraban, que me dominaban. Diez meses luchando conmigo misma para tomar yo las riendas de mi vida. Para luchar por mi. Para no ser lo que se espera de mí, sino lo que YO espero de mí.

Diez meses sin fumar. Llegué, no sin esfuerzo, a los dos números. Y a los tres llegaré también, aunque ahora me queden un poco lejos. No lo dudo. Sé que habrá días que me costará, días que flaquearé, pero no habrán días que sucumbiré. Esos no.

Parece muy lejos, echando la vista atrás, el día que decidí levantarme de mi rinconcito oscuro donde estaba, cual niña, sentada con las rodillas apretadas contra el pecho, sentada incapaz de ver que podía afrontar las cosas. Para mí, hace muchísimo tiempo. Han pasado muchas cosas en medio, demasiadas, y demasiado importantes muchas muchas de ellas. Y sin embargo, no ha pasado ni un año aún. Me parece mucho más tiempo el año anterior. O el anterior a este anterior. Se me hicieron mucho más largos que éste que aún no ha acabado.

Porque hace un año que empecé a levantar la cabeza, a dejar de sollozar, a dejar de ser lo que se espera de mí, a dejar de pensar antes en todo el mundo antes que en mí, a dejar de creer que yo no soy capaz de nada. Empecé a darme cuenta que estaba en un rincón oscuro, y empecé a darme cuenta que yo podía salir de ahí, solo me hacia falta levantarme. Levantarme y andar. Sabía que iba a ser difícil. Pero también supe que yo podría. Un mes más tarde, estaba empezando a andar. Y otro mes después, dando de verdad el comienzo de un magnífico año. El primero de muchos buenos.

Y sé que atrás se han quedado muchas cosas. Muchas que todavía duelen. Pero nada duele tanto como todo lo anterior. Y si fui capaz de sobrellevarlo durante tantos años... Seré capaz de sobrellevar esto.

Y porque diez meses... Diez meses hay que celebrarlo.

Chocolate con churros para todos ^^

sábado, 3 de mayo de 2008

Nostalgia



Una guitarra esperaba paciente en un rincón. Estaba allí, esperando que alguien la cogiera, y la hiciera sonar. Notaba como sus cuerdas cada vez flojeaban más, como ella se iba llenando de polvo... Pero su dueña no la tocaba. Alguna vez, alguien, la cogía. Su dueña la afinaba, y un chico la hacia sonar. Sacaba de ella una música que no sabía que podía tener. Cambiaba la mano inquieta de ella, por la púa de él. Y sonaba completamente distinta.



Pero desde el regazo del chico, la guitarra sentía como ella disfrutaba muchísimo... Disfrutaba a la vez que se ponía nostálgica. Esa era la razón por la que su dueña ya no la tocaba, porque cuando era ella la que tocaba, rascaba siempre los mismos acordes. Y cuando el chico se iba... Entonces la tocaba ella. Entonces se ponía mucho más nostálgica, incluso a veces triste. Porque tocaba los mismos acordes hasta llegar siempre a los mismos sitios, a las mismas canciones... Añoraba tiempos en los que la guitarra sonaba a dúo con otra, en la que se cantaba sobre su sonido, en la que otros instrumentos sonaban con ella... Añoraba a gente que ya no estaba a su lado, gente con la que había compartido gran parte de su vida, con la que había hecho o para la que había compuesto esos acordes a los que siempre llegaba, sin querer... Sin parar... Le salían sin pensar...
Y pensando, no le salía otra cosa.



Pero todo cambia, todo transmuta, cuarto lleva a quinta, y esta a su vez acaba en primera, y todo vuelve a empezar, de forma diferente.
Y yo os añoro, muchísimo. Pero nada va a cambiar.