viernes, 31 de agosto de 2007

Hasta más allá del moño

Quiero vivir tranquila y en paz. No quiero tener un ataque de nervios al mes como mínimo porque a ti te de la gana. No quiero acabar histérica para tu divertimento, ni tengo porque partirme los cuernos para intentar recuperar MIS correos.

No tengo porque demostrar nada para mantener mi vida, mis cosas y mi intimidad.

Y aún encima, tengo que aguantar que me digan que soy yo la obsesionada, que tu has cambiado, que tu no eres un pavo con ideas retorcidas y vengativas, que eres absolutamente maravilloso, y que estoy equivocada? Que mal he echo en creer que tendrías el mínimo de decencia que nunca demostraste, el mínimo de respeto que nunca tuviste. Que ingenua e inocente he sido, pero que ya no soy.

No tengo suficiente con seguir encontrando cosas tuyas dos meses despues, y con seguir arreglando estropicios tuyos, con que invadas mi territorio y te apoderes de él, con que encima me tienes que reenviar un mail mio, añadir otro destinatario, y cambiar mis cuentas?

No, hasta aquí hemos llegado. Y ya no te doy el voto de la inocencia, no te doy el voto de demostrar que tu no has sido. No me creo nada. Sé que has sido tú, y me da igual que sea mi palabra contra la tuya. Y me da igual si en todo el tiempo nunca he sido explicita respecto a esto en el blog por demostrar un respeto, por ti o por otra gente. Me da igual si lo lees, o lo leen y te lo mandan o nunca te llegara. No te llegara el blog, pero si noticias mias. Y me da igual quien lo lea y como se lo tome y quien no. Estoy en mi derecho a ponerme así, y esto es poco con como debería ponerme.

Aprende a tener un respeto a la gente.

domingo, 26 de agosto de 2007

Y aun siendo la más niña...

Y aunque soy a la que más tildan de immadura, y aún siendo la más inocente de todos, esta noche me he sentido mayor.

No en un sentido malo...

He salido de fiesta, con uno de mis niños... Pero él si que es mi niño por niño... Aunque crece y se hace mayor... Todavia pone cara de sorpresa por cosas que le explico... O que le enseño... ;P Por eso sigue siendo mi niño...

Estando "solos", todo ha ido bien. Nos lo ibamos pasando muy bien, bebiendo y riendo los dos. Y muchas de sus niñas le iban encontrando y saludando.

Hemos salido, a sentarnos con varias de ellas, y claro esta, los tres chiquillos que iban con ellos.

Y entonces ha sido cuando me he dado cuenta. Y cuando me he sentido así. Nunca me doy cuenta de que crezco. Yo veia a la gente de Bup y Cou muy grande, pero cuando estaba en batxillerato, me veia una niña. Veia a los universitarios, y los veia mayores, pero me veia a mi en la universidad, incluso trabajando, y me veia una niña. Y hoy, entre ellos, me he visto mayor.
Eran unos niños todavia, unos niños vacilones, que se creian mucho mayores. Nombrar la serie de Friends, que la siguen dando, y que no sepan lo que es. Ninguno. Ni les suene. Intentarme vacilar a mi... No se si para ligarme, para demostrar lo mayores que eran frente a sus amigos o para que.

Y en el momento de moverse de barrio para seguir la fiesta, me he ido para casa. Al principio mi niño me ha convencido. Sabe que las caras que me pone me chantajean emocionalmente. Pero perderlo, aunque fuera dos calles, y yo quedarme con los crios, y saber que, aunque el no quisiera, lo acabaria perdiendo en una fiesta en la que ni tan siquiera queria ir, estando como estaba en esos momentos al lado de mi casa, me ha echo cojer un taxi y venirme para aqui.

Creo que lo ha comprendido. Pero en el momento en que he parado el taxi y me he ido, ha sido cuando me ha acabado de quedar claro que yo ya no soy una niña. Que yo no busco un rollito de una noche, con el que pegarme el lote en una esquina, y esperando a que no me deje un chupeton en el cuello para que no me lo vea papá. Y que no tengo porque quedarme porque los otros se queden, que soy lo suficientemente mayor como para coger, parar un taxi, e irme a mi casa. Una casa donde me quedara fregar los platos, tender la lavadora y planchar la anterior, pero una casa en la que ya no me esperan mis padres. Y que si encuentro un tio y me quiere plantar un chupeton en el cuello, primero, que me haga sentir y gozar como una mujer. Porque ya no soy una niña, soy una mujer. Con todas sus curvas y todas sus letras.

Y ademas, una mujer que les sacará edad a todas las niñas ahí presentes, una mujer que ya no tendrá lo que sea que tengan todas ellas. Pero una mujer que empieza a tener claro lo que quiere y lo que tiene. Y una mujer a la que no se le conquista viendo a ver quien pone a parir por la espalda al chico de delante, porque ese es el que se lleva a todas las chicas con las que ellos sueñan.

No sé como explicar las sensaciones de esta noche. Sólo sé que llevaba un tiempo de reflexiones personales, de recapacitaciones, de asimilaciones sobre mi misma. De crecimiento personal. Y que hoy, ha sido una más. Y muy relevante.

Me siento mucho más cómoda con gente mayor que yo. Porque con ellos, seré una niña, seré la inocente, o seré la baby. Pero al menos, con ellos estoy a gusto, aprendo mucho más, y lo más importante: me tratan como una persona, y como la mujer que soy.

La baby mujer, pero mujer al fin y al cabo.

jueves, 23 de agosto de 2007

La pequeña llamita

Hace bastante tiempo, escribí esto por una amiga

"Una vela, que arde ante mí. Su llama juega y revolotea con mi respiración. De cuando en cuando, cuando encuentra un obstáculo en la cera o la mecha, chisporrotea. Pero después vuelve a la calma de nuevo.

Una vela inofensiva, que arde ante mis ojos. Inofensiva... Pero si no se trata con cuidado, puede hacer arder una casa entera. Inofensiva... Pero depende de junto a que se la acerque, puede provocar una explosión. Una vela con una llama inofensiva, pero que entraña un gran poder en su interior.

Una simple llama puede guiarte en la oscuridad. Una simple llama puede darte esperanzas para hallar el camino que ya creías perdido. Una simple llama puede darte calidez en un momento de frío. Una simple llama te puede dar la luz que necesitas para ver con nitidez. Pero una simple llama también puede quemar todo tu cuerpo. Pero una simple llama también puede absorber todo el oxígeno que necesitas para vivir.

Dicen que el amor tiene una llama en su interior, que hay que cuidarla. Pero nadie habla de la llama de la amistad. La amistad también es un tipo de amor, puede incluso que más puro que el amor pasional.

Y la llama de la vela que tengo delante me recuerda a la llama de la amistad. Al igual que ella, baila al son de sus componentes. Y cuando encuentra algún obstáculo, saltan chispas. Pero después vuelve de nuevo a la calma.

Al igual que la llama que tengo delante, poca gente le da la importancia que se merece, y muy pocos entienden el poder que entraña en sus adentros. La amistad de un amigo de verdad te puede guiar cuando andas en las tinieblas, cuando para ti todo es oscuro. Un simple gesto de cariño franco, te puede enseñar el camino que creías haber perdido, te puede dar la calidez del cariño en tus peores momentos. Las palabras de amistad pueden abrirte los ojos cuando no ves, o no quieres ver la realidad tal como es.

Todo el mundo la considera una llama pequeña, inofensiva, al lado de un gran bosque incendiado como seria el amor pasional. Y muchos juegan con ella, sin prever las consecuencias que puede tener su juego.

Al igual que la pequeña llamita de mi vela, que puede quemar todo mi cuerpo, una amistad puede quemar, psicológicamente, a uno, o ambos, de los componentes. También puede llegar a quitarle el aire necesario para vivir.

Y al igual que la llamita de mi vela, si no la cuidas, y vigilas a que la expones, puede hacer saltar todo por los aires en un momento, y no chisporrotear y volver a la normalidad.

Ambas llamas parecen inofensivas, pero nunca deberíais subestimar el gran poder que pueden llegar a entrañar las pequeñas cosas."

Hoy lo he vuelto a encontrar. Y hoy me he dado cuenta y he entendido lo que hacia dias que me rondaba en la cabeza después de una conversación.

Hoy me he dado cuenta de que hace tiempo que he descubierto un tipo de fuego más. El fuego de una lumbre en el frío invierno. La hoguera cálida que te da ese calor que te recorre todo el cuerpo. El fuego que hipnotiza y da luz. Un fuego que te calienta y tranquiliza desde lo más hondo de ti. Un fuego ante el que te sientas y te devuelve las fuerzas. Un fuego con el que cuentas cada día para vivir. Porque lo necesitas para que el día no sea frío y oscuro. Un fuego a medio camino entre la llama de una vela y un bosque ardiendo.

Es un fuego que necesita una pequeña llamita para encenderse, que si uno no se da cuenta puede acabar incendiando un bosque, pero que si eso pasa... Ese fuego se extingue... Y ese fuego lo extinguen...

...Y sin embargo, un fuego mucho más poderoso que ambos...

Rabiar

A veces, rabio. Y de ese rabiar, veo cosas de forma clarísima, cosas que estaban ahí delante que no habia visto o no habia sido capaz de ver. Cosas que intentaba ver, pero me perdía entre mi misma dando vueltas en un laberinto creado por mi.

Y me doy cuenta de cosas. Nunca exigiré algo que no puedo dar. Sé que hago daño sin querer. Pero también sé que me como mucha mierda para que otros no se la coman, que no me gusta jugar con la gente, y lo evito, y que intento siempre, y por encima de todo, no hacer daño, aunque sea a costa de hacermelo a mi.

Sí, se lo que pensaréis "eso es sobre tu escala de valores", y puede estar tan equivocada como cualquier otra, no hay una verdad universal. Pero rabio. Rabio en el momento en que veo que yo lo he echo, aunque sólo sea un pelín, mejor, y sin embargo, yo me llevo un palo mucho mayor que el otro. No es por comparar, que nunca me ha gustado, pero una, vale, dos, mira, tres, jode, cuatro, me hincha los huevos.

Porque cuando alguien ha echo algo que no me ha gustado, nunca, nunca he considerado que sea un hijo de puta, o una zorra o cualquier adjetivo. He considerado que no han actuado como me habria gustado, he considerado que errar es humano, he considerado, inlcuso, que la equivocada tal vez era yo, y lo he pensado. Y sin embargo, en cuanto yo la cago un poquito, se me ponen todos los adjetivos, y si quiero retirarlos de encima mio y mantener lo que tenía, tengo que hacer un increible esfuerzo para demostrarlo, y nunca llego a demostrarlo, simplemente, se olvida un poco, y se guarda en el rincón de los trapos sucios que se echarán cuando haya una bonita bronca.

Y una se cansa. Se cansa de dar segundas, terceras, cuartas, quintas, decimosextas oportunidades, y yo no tener derecho a nunca a ni tan siquiera una segunda. Se cansa de no llamar nunca de nada a nadie, y sin embargo, que se la tilde a ella. Se cansa de intentar comprender a la gente, y de que luego no se haga ese esfuerzo con ella. Se cansa de en un momento de rabia, no decir las cosas como las piensa, porque piensa en el de delante y en como se sentirá, y que luego ella acabé llorando en un ataque de histéria por no aguantar más que lo hagan con ella. Se cansa, en fin, de intentar no hacer daño, y de que luego nunca nadie piense en el daño que se le está haciendo a ella. Se cansa de que las culpas siempre sean de ella y nadie vea las suyas, y de que ella tenga que reconocer sus errores, pero luego el resto no reconozca los que ha cometido con ella.

Y cuando rabio, me doy cuenta de que tal vez no lo he echo lo mejor posible, pero si que lo he echo decentemente. Y me doy cuenta de que no tengo que lapidarme a mi misma, y menos por gente que no tiene escrúpulos en lapidarme a mi.

Sé que mi problema es que nunca digo las cosas que me molestan, que siempre me callo, que aguanto y tiro hacia adelante, y que me voy hinchando e hinchando e hinchando. Y sé que mi problema es que no las digo porque prefiero evitar los enfrentamientos, porque temo hacer daño a la otra persona, y no me gusta hacer daño. Así que callo y sigo. Intento hablarlo después, de otra forma, tranquilamente. Pero sé que no es igual, sé que entonces después no se le da la importancia que yo le doy. Y eso es algo que intento remediar. Ahora no callo tanto. Aunque haya cosas que no pueda decir ya, porque el momento de decirlas, e incluso el momento de reventarlas, pasó ya, y ahora no lo haré. Pero de lo que me sucede ahora, ahora lo reviento. De poquito en poquito, cuando toca.


Y a veces rabio. Y cuando rabio, a veces, sólo a veces, me doy miedo a mi misma por como pienso. A veces pienso que realmente, no soy como creo ser. No soy ese remanso de felicidad, de ser happy, de optimista, de buena (rozando el punto de tonta), de inocente... Sino que realmente, soy malvada, me da igual lo que piensen los demás, lo que les vaya a suceder, vengativa y rencorosa, incluso malvada y retorcida. Y me da miedo que realmente sea así, me da pavor creer ni siquiera que hay una parte de mi que sea así. Me encuentro pensando cosas que me horroriza pensarlar o hacerlas (no he pensado en matar a nadie, pero si en hacerle daño voluntariamente, aunque no sea físico). Y eso me da miedo. No me gusta la gente así, no me gusta ser así. No quiero ser lo que nunca he tolerado que sean conmigo. Temo que realmente, la parte que sale de mi cuando estoy tan harta de todo, sea la que soy realmente. Que simplemente, lo que hasta yo creo que soy, es puro y simple autocontrol, pura y simple fachada. Fachada hasta para mi.

Terror de querer conocerse... Ya conozco un miedo más mio.

martes, 7 de agosto de 2007

Y ya hace un mes...




Y ya hace un mes, aproximadamente, que no me he dado ningún chute más de la droga que me daba a diario. Hace un mes, que no enciendo ni un cigarrillo.

Los he tenido en mi mano, los he aguantado, he vaciado y fregado ceniceros, he estado en conversaciones en las cuales me he alterado y la formula fácil habría sido encenderme uno, porque además tenia fácil acceso, pero no lo he echo.

Me he comprado un machete y me he ganado una pankekera.

Pero no he fumado.

Me han pedido tabaco por la calle, y he dicho orgullosa "no, yo no fumo, lo siento".

Bebo mucha más agua, como más golosinas, como más cacahuetes y pipas, como más lacasitos, pongo cachonda a media población comiendo chupa-chups. Pero ya no me he puesto en la boca ni uno más de esos pitis.

Un mes de angustias, de nervios, de cabreos (lo siento por todos con los que lo he pagado, sorry :( ), de histerias, de mono, de mucha ansia, pero he conseguido no encender ni uno más.

Aunque estos dias me muera por ponerme un cigarro en la boca, si hace falta, me encerraré en casa y me pondré a limpiar como una loca, o saldré de casa sin el monedero, porque incluso yo sola, no volveré a caer.

Ha sido la culminación de muchos intentos. Llevaba desde los 19 intentando dejarlo, de forma intermitente.

Ahora tengo que batir mi mejor marca, que son cinco meses, y conseguir mi propósito. Que ésta vez, sea para toda la vida.

Por mi, y por todos los que me rodean. Por todos aquellos que se han preocupado y se preocupan por mi. Por todos aquellos que tantas veces me lo han pedido, porque no quieren ver como me provoco una muerte lenta y dolorosa. Por aquellos que quiero que un día lleguen. Y por mi padre. Porque aunque no se lo crea, él sigue siendo el mayor motivo por el cual quiero conseguirlo.

Porque yo no quiero un pulmón negro, porque nunca me ha gustado la vida en blanco y negro, sino a todo color... ¡Quiero un pulmón rosita!

Porque hace ya algún tiempo que decidí que yo debía tener el control total sobre mi vida, y que me desharía de todo aquello que me perjudicaba aunque me costara tanto dejar...

Porque ahora soy yo la que tengo el control, y no otros. Porque he aprendido a ponerme firme conmigo misma, a no dejarme llevar por la via fácil, por la inercia, y plantarme y decir "esto lo quiero, y esto no, porque esto no me perjudica y esto sí. Y aunque me cueste, lo conseguiré". Porque ahora confio más en mi misma, en muchos aspectos.

Hace ya un mes que soy libre de todo eso, hace un mes que ya no soy la esclava de nada ni nadie, hace un mes que sigo cambiando, mudando la piel (como una serpiente, no, por dios). Hace un mes y medio hice mi capullo para dejar de ser un gusano de seda, y dar paso a una bella mariposa.

Y lo conseguiré, porque sé que con mi polvo de hada lo conseguiré ;)